
Relajada en la hamaca contemplo el cielo matinal de un dia de verano. Me gusta mirar las nubes de caer como algodón y como en un instante dibuj0 a mi antojo figuras imaginarias, en silencio, pienso un deseo y dejó que la mente lo repita un par o tres de veces, para asegurar la efectividad de la magia estival.
Siempre lo hacía. *Pasó un instante antes de que él dijese: -¿Has visto?. Y ella, con una sonrisa, asintió. Se había parado el tiempo, aquel día.Él de un trago bebió el Daiquiri que tenía en la mesita de cristal, a su derecha. Se giró hacia ella, que continuaba mirando el cielo, acurrucada en la tumbona, con la mano en la de él, sintiendo su compañía. Poco a poco, los ojos de ella pasaron del cielo a los ojos de él, los cerró, perezosa, y los volvió a abrir, acompañándolos con un beso de lejos. -¿ahora, vamos a hacer el amor a la cama? - dijo él. Y, sin esperar la respuesta, se acercó a ella y le devolvió, labios contra labios, el beso.
dentro de la realidad-
he de traducir este sueño- .ahora que tengo los pies firmes sobre la tierra.